sábado, 14 de marzo de 2009

Alma para siempre


Escribo porque hasta la fecha representa el método más elocuente por el cual me expreso.
Porque he preferido guardar las lágrimas e intercambiarlas por todas las sonrisas que vivimos juntos.
Porque son varios días en los que no he podido gritar, en los que no ha existido el espacio para vivir el duelo, porque aunque sé que la vida sigue lo único que continúa son los incansables intereses de los que nos quedamos.
Escribo, te escribo Alma, porque siempre fuiste el oído más sincero para mis poesías, ensayos, locuras, tragedias y amores. Mis letras ofuscadas, con cargas psicológicas inexplicables, llenas de mi esencia, fueron por entero conocidas por ti. Como no escribirle a la oreja más afable, a la rinconada que le construiste a mis secretos.
Le escribo a la mujer que nunca juzgo mis actos, que nunca se avergonzó de mis errores, la que con frecuencia hablaba de su familia como la mejor familia de todas, a pesar de sus dificultades.
Escribo en razón de la maestra que con ejemplos me permitió comprender filosofías muy complejas. La primera es la humildad; parafraseando sus palabras recuerdo que decía que no hay algo tan bueno como ser hermoso y humilde (ella así lo era). La segunda es la ética; cuantas veces con sus pláticas me daba lecciones para evitar corromperme no importando el ambiente en el que me encontrara. También me enseño la importancia de la dignidad, valor que se pierde por la permisibilidad (falta de amor propio) y por la prepotencia (doble falta de amor propio), supo poner límites, siendo digna pero no intolerante.
Le dedico unas líneas a mí aliada en la defensa de los animales, una fiel ejecutora de acciones en contra del maltrato canino y en general de todas las especies. Vegetariana convertida por convicción del daño que le causamos a los demás habitantes del planeta. Juntos entendimos que sólo los corazones que desean trascender evitan transgredir a otras especies. Nuestras comidas nunca fueron insípidas, tal como creen los carnívoros empedernidos, el sabor esta en el poder mental de no fallarnos a nosotros mismos. No te fallaré.
Escribo sabiendo que Dios contrato a la mejor Diseñadora, he visto tantas cosas graficas, decorativas, publicitarias, pero solamente en Alma descubrí el diseño que mezcla lo funcional con el buen gusto. Sé que desde ahora el cielo tiene un nuevo look, mi Tintina se encarga de ello.
Contigo se me va el arte, te llevas la inspiración de los artistas, escribo porque es el remedio perfecto para describir tus talentos, tu voz que ayudaba a mi desafinación a encontrar el camino; tu buen ojo para con las manos dibujar y pintar, tu don para hacer amigos, para en fila contar con pretendientes dispuestos a todo por ti.
Escribo porque extraño ser el consejero de tus trayectos juveniles, porque como tú dijiste además de hermano soy tu tutor, tu amigo, el que no tiene deseos de engendrar juicios, sino el dispuesto a disfrutar los momentos, el compartir esos instantes cuando el corazón está abierto y en la mesa para dos.
Escribo porque no quiero que la locura me abandone.
Porque deseo quede dicho lo grandioso que es vivir a tu lado, pronto ya sea en el cielo o en las vidas que nos faltan por vivir juntos nos encontraremos y como en esta que el recuerdo es más cercano nos demostraremos lo que es la hermandad, lo que para nosotros es el amor y por supuesto reiremos hasta que la barriga nos duela o hasta que quedemos arrugados de la cara.
Alma para siempre escribiré por ti, eternidad tras eternidad.

Arturo González Salas

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